El Explorador de Mundos me ha nominado para hacer este top con siete manías como escritor. En mi caso, como escritora, tengo muchas manías, pero voy a intentar buscar las 7 más infranqueables. Es decir, las 7 manías a la hora de escribir que no me puedo quitar de encima.
Trance instantáneo
Quizá no en la primera frase, ni en la segunda. Pero sin darme cuenta mientras voy escribiendo voy entrando en un trance en el que solo estamos las teclas y yo. O, más bien, me convierto en una médium que escribe automáticamente lo que ve en su cabeza.
Y en estos momentos de trance no hay quien me hable. Es decir, que quien me hable va a recibir a cambio un gruñido o un «vale»; aunque no me voy e enterar de nada. Que llueve, que truena… Todo me da igual porque la historia me absorbe por completo. Y si además lo junto con el punto 6, ya estoy en aislamiento total.
Las acotaciones para más tarde
No sé si es mala o buena, pero tengo la manía de no escribir las acotaciones cuando estoy en un diálogo largo. Escribo las frases una tras otra como si fuera una obra de teatro, y cuando acabo el capítulo (o relato o lo que sea) me pongo a repasar. Me pongo a leer todo lo escrito para revivirlo y escribir, en los diálogos, las acciones y acotaciones necesarias. Cruces de brazos, sonrisas de medio lado… Son pocas las veces en las que, al final, el diálogo se quede pelado.
Caras raras
No me gusta que me miren mientras escribo (creo que es una de las pocas cosas que me sacan de mi trance). Y no es porque me dé vergüenza o algo por el estilo, sino porque quien me ve escribir luego me interrumpe.
Porque me río y lloro con mis personajes. Porque pongo muchísimas caras raras, y hasta gesticulo o susurro los diálogos. Mientras escribo, me convierto en un hombre-orquestra; una mezcla de personajes y «caras raras».
Sufrimiento y aprendizaje
Tiendo a hacer sufrir a mis personajes, aunque no de gratis. Mi propia vida es una serie de palos y reveses de los que he aprendido. Un montón de trabas que me han formado como persona; y quiero lo mismo para mis niños.
Por eso mismo, cuanto más protagonismo tiene un personaje, más sufrirá en su historia. CUIDADO SPOILER. Sin embargo, este sufrimiento nunca será en vano. Siempre aportará algo a su vida o a su personalidad.
No existen los villanos
Aunque mis historias tengan un claro protagonista, nunca he creado villanos. Porque para mí la moralidad y la opinión van de la mano; y lo que para unos es el bien, para otros el mal. Hasta los antagonistas tienen un motivo para actuar como actúan.
Porque siempre he odiado al típico villano que quiere destruir el mundo porque sí. ¿Por qué destruir el mundo en el que vives? ¿Dónde vas a vivir después? Los sinsentidos y los imbéciles no tienen cabida en mis historias. Siempre habrá un por qué; e incluso el más malo de la historia habrá pensado en las consecuencias de sus actos.
Música por un tubo
Otra manía que tengo, además de ponerme en trance al escribir, es poner en el PC mi playlist de Spotify y escuchar música. Porque un buen fondo me ayuda a escribir, e incluso tengo diferentes canciones para diferentes géneros y momentos de la historia.
Sin ir más lejos, mi novela, Sagita, fue escrita escuchando en bucle Make me wanna die, de The Pretty Reckless.
Copias de seguridad
Otra manía que tengo es hacer copias de seguridad en todas partes y de todo. Hasta me guardo las versiones anteriores de mis historias. Por ejemplo, si cambio el final o incluso si tengo una versión completamente alternativa.
Hago un mínimo de 3 copias más lo que subo en la nube. Y, si tengo tinta a mano, hasta fotocopio los escritos más recientes.
Con esto ya he acabado mi top de 7 manías como escritor. Agradezco de paso a El Explorador de Mundos y Nusansu por promover este top y espero con ansias nuestras colaboraciones futuras.
Por otra parte, si eres escritor/a y quieres hacer este top, te invito a dejar el link de tu top en los comentarios.