En ocasiones puedes encontrarte con momentos en los que no sabes qué término utilizar. Y no saber si escribir porque, por qué, porqué o porque puede ser un problema grave a la larga; además de generar confusión en tus lectores. Por eso, aquí tienes una serie de ejemplos que te ayudarán:
Por que
Este es el más complicado de diferenciar del resto o, en su defecto, el más complicado de contextualizar y utilizar sin miedo. Tiene dos formas (desde el punto de vista morfo-sintáctico) y dos usos:
a) Preposición por+ pronombre relativo que.
[Aún desconozco la razón por que me dejó.]
Para saber si está correctamente escrito, únicamente debes asegurarte de que puedes colocar un artículo antes del “que”.
[Aún desconozco la razón por (la) que me dejó.]
b) Preposición por+ conjunción subordinante que.
[Está nervioso por que empecemos la selectividad.]
En este caso, te encuentras con un verbo cuyo complemento se introduce por la preposición por y lleva, además, una oración subordinada por la conjunción que. Y para saber si está escrito correctamente debes comprobar si puedes sustituir todo el complemento y el que por esto/eso/aquello.
[Está nervioso por eso.]
Si bien la frase ahora ya no se comprende, al menos sabes que es correcta.
Por qué
Sirve para introducir exclamaciones e interrogaciones directas e indirectas, por lo que únicamente tiene una forma. Preposición por + interrogativo o exclamativo qué.
[¿Por qué eres así?]
[No entiendo por qué no te gusta mi cocina.]
Este conjunto no puede sustituirse por nada y de esta forma se diferencia del resto.
Porqué
Es un sustantivo masculino que equivale a causa, motivo, razón, y se escribe con tilde por ser palabra aguda terminada en vocal. Puesto que se trata de un sustantivo, se usa normalmente precedido de artículo u otro determinante:
[Y aquí tienes el porqué de su mal humor estos días]
[Y aquí tienes la causa de su mal humor estos días]
[Y aquí tienes el motivo de su mal humor estos días]
Además, también tiene plural como cualquier sustantivo.
Porque
Se trata de una conjunción átona, razón por la que se escribe sin tilde. Tiene tres usos:
a) Como conjunción causal, para introducir oraciones subordinadas que expresan causa, caso en que puede sustituirse por locuciones como puesto que o ya que:
[No fui a la fiesta porque no tenía ganas.]
[No fui a la fiesta ya que no tenía ganas.]
b) Como encabezamiento a las respuestas dadas por la secuencia por qué:
[—¿Por qué no has estudiado? —Porque no tenía ganas.]
c) Como conjunción final seguida de un verbo subjuntivo. Equivalente a para que.
[Hice cuanto pude porque no terminara así.]
[Hice cuanto pude para que no terminara así.]
En este caso, se admite también la grafía en dos palabras (pero se prefiere la escritura en una sola).
[Hice cuanto pude por que no terminara así.]
>>Información original de: Consultas de la RAE<<